Los seres humanos somos seres sociales, no vivimos solos… por lo que se hace necesario la comunicación entre nosotros.  Pero, ¿qué estilo de comunicación?  Pues dependiendo del estilo de comunicación que usemos, así será el tipo de relación que cultivemos.

Iniciemos por definir comunicación, un concepto “super” conocido pero de difícil aplicación efectiva.

COMUNICACIÓN
ACCIÓN DE COMUNICARSE CON PARES QUE PERMITE CONOCER, LOGRAR INFORMACIÓN, EXPRESARNOS Y VINCULARNOS A TRAVÉS DE MEDIOS FORMALES (ORALES O ESCRITOS) COMBINADOS CON GESTOS CORPORALES.

Para comunicarnos efectiva y asertivamente es necesario ser específicos, claros y transparentes.  En la expresión de nuestros sentimientos, que al final de cuentas es lo que comunicamos, no podemos dejarlo a la libre interpretación de los demás, es necesario expresar en nuestra comunicación, la intención que hay detrás de nuestra expresión de ideas, detrás de nuestra comunicación efectiva y asertiva.

La palabra Asertividad no la encontraremos en el diccionario, tan solo “asertivo” que significa “afirmativo” y que proviene de “aserto” que es la “afirmación de la certeza de algo” y que deriva del latín “assertus”.  La Asertividad es una habilidad social que permite a la persona afirmar su ser en el mundo, comunicar su punto de vista ubicándose desde el equilibrio entre dos puntos opuestos: un estilo agresivo y un estilo pasivo de comunicación.

De manera que tendremos organizaciones efectivas cuando sus integrantes, sobre todo sus ejecutivos, se comuniquen efectiva y asertivamente, sin dobles intenciones, sin llevar doble agenda, sin lucha de poder, sin acuerdos ocultos y cuando sus ejecutivos logren ser auténticos, entendiendo la autenticidad como la “capacidad de expresión pública de su autoestima”, enfocando sus miradas hacia la misma dirección y centrados en el objetivo común: la organización.

Cada vez contamos con profesionales más capacitados, pero muchas veces no han logrado cultivar un ego sano que inspire confianza entre sus pares.  Cuando alguien muestra congruencia entre lo que piensa y lo que siente; entre lo que dice y lo que hace, conduce a la credibilidad en su persona y genera colaboración en el equipo.

Se hace necesario asumir condiciones que contribuyan a la auténtica colaboración:

  • Libertad en la elección de los propios actos.
  • Responsabilidad compartida, en donde la suma de todos es mayor que la individualidad.
  • Respeto, tratando al otro como quiero yo que me traten.
  • Empatía para poder comprender las emociones de los demás y desde ahí entender sus comportamientos.
  • Aceptación de la diversidad y apertura a la inclusión de los que piensan diferente.
  • Valoración de la paz, el diálogo, la negociación y la tolerancia en la solución de conflictos de forma no violenta.
  • Transparencia y claridad otorgando a las personas el derecho a la información, a partir de la cual pueden tomar las mejores decisiones para sí mismas y para la organización.
  • Conciencia de temporalidad de las posiciones de poder.

Con claridad sobre nuestras intenciones se puede establecer una comunicación asertiva que nos lleve a construir una organización efectiva.